1.
Introducción
En la mayoría de las sociedades, las mujeres sufren
desventajas sociales y económicas debido a las diferencias en la valoración de
lo que supone lo “masculino” y “femenino”, esas diferencias en el acceso, participación,
y control de hombres y mujeres sobre los recursos, los servicios, las
oportunidades y los beneficios del desarrollo se conocen como brechas de
género. Por tanto el análisis de las brechas de género permite ver el alcance
de las desigualdades en todos los ámbitos especialmente en la incorporación de
las mujeres en el mercado laboral. En ese entendido se realiza a continuación
un análisis de las brechas de género en el empleo de hombres y mujeres en
nuestro país.
2.
Desarrollo
La progresiva presencia de las mujeres en las actividades laborales en las últimas
décadas, muestra un cambio trascendental de múltiples dimensiones para
el equilibrio de las sociedades contemporáneas.
“La
tasa de actividad de las mujeres en Euskadi por ejemplo ha pasado de un 41,2
por ciento en 1996 a un 45 por ciento en el tercer trimestre de 2006. Pero el
comportamiento de la tasa de ocupación en este análisis se revela más
ilustrativo: ha pasado en el mismo periodo de un 28,2 por ciento a un 56,9%4”. (Kideitu, 2007, p.15). Por tanto las mejoras en
la ocupación que se han registrado afectan exclusivamente
a las mujeres.
En Bolivia en los últimos once años, la participación
de las mujeres en el mercado laboral aumentó de sobre manera, registrándose un incrementó
de 1.9 puntos porcentuales, es decir de 39.9 % en 2011 se incrementó a
41.8% en 2012, según los últimos datos
del Censo Nacional de Población y Vivienda 2012 (INE). La brecha en la tasa de
participación laboral entre hombres y mujeres disminuyo a medida que aumentaba
el nivel educativo, esto se registra sobre todo en el nivel de educación superior que refleja una brecha
menor de 13.9 puntos. Es decir, una tasa de 79% en hombres en relación a 65.1%
en mujeres (Nota de Empresa, INE 30 de abril de 2014, p. 1). Por tanto la
evolución ha sido favorable desde el punto de vista de las mujeres.
Por su parte Olga Salido Cortés, “sostiene que las mujeres se incorporan en la
actividad laboral más tarde y se retiran después, incrementando no sólo la
intensidad de su participación en la actividad, sino su compromiso y dedicación
a lo largo del tiempo. Esta situación ha dado lugar a una reorganización del
perfil de edad de actividad de las mujeres que, ligada al incremento de su
nivel formativo, deviene en una transformación completa de sus biografías
laborales”. Esta reorganización ha afectado también de manera dramática al
otro tipo de actividades hasta ahora exclusiva de mujeres que consisten en la
crianza de los hijos e hijas, por lo que las mujeres deben recurrir a otras
personas o servicios públicos o privados (guarderías) para el cuidado de sus
hijos /hijas a fin de realizar sus actividades laborales sin mucho problema.
Por su parte la activista por los derechos de las
mujeres, Patricia Brañez considera que “la brecha de desempleo entre hombres y
mujeres refleja aun una parte de la discriminación ya que las empresas
prefieren contratar a un hombre antes que a una mujer para que no tenga que
invertir en seguridad social como: los tres meses de baja médica por
maternidad, el horario de lactancia y otros”. (La Razón Aleja Cuevas, 2015, p.1).
Otro de los factores que tal vez para muchos
resulta negativo de la inserción laboral de las mujeres tiene que ver con los
aspectos demográficos. Las mujeres que trabajan no solamente tienen menos hijos
e hijas, sino que también el primer alumbramiento se produce cada vez más
tarde. En el caso específico de Euskadi la edad media es de 32,27 años,
concentrándose el periodo reproductivo en un corto periodo de tiempo. Por tanto
el retraso en el calendario de la maternidad amenaza cada vez más con
convertirse en algo irrecuperable por lo que muchas mujeres se ven en la
necesidad de recurrir a tratamiento médicos para lograr embarazarse.
En ese sentido, la incorporación de las mujeres al
empleo supone una presión adicional
sobre los sistemas de protección social. Muchos refieren que la salida
de las mujeres de sus hogares familiares dispone la entrada de los hombres en
el mundo de los cuidados y del mantenimiento del hogar, “fenómeno que algunos y algunas han denominado “puerta giratoria”
o el “principio de Arquímedes” (sale una y entra otro para mantener el
mismo nivel de atención).
Finalmente cuando alguno de los servicios,
flexibilidad horaria para hombres y mujeres, movilidad, corresponsabilidad de
los hombres en las tareas domésticas y de cuidado falla, el “ajuste” entre las dos responsabilidades recae principalmente sobre las
mujeres, provocando que las mismas hagan malabares descuidando su salud
a cambio del bienestar de otras personas.
3.
Conclusiones
ü En los últimos
años, las mujeres se han convertido en protagonistas centrales de las políticas
públicas, debido a su formación profesional e inserción laboral, por lo
que los hombres deben ser
corresponsables y participes en sus futuras conquistas.
ü Las mujeres tienen un nuevo protagonismo social y,
acorde con él, demandan iguales condiciones salariales que los hombres, así
como posiciones de liderazgo y autoridad dentro del mercado de trabajo que
permitan contribuir a cerrar el círculo del deseado cambio social.
ü Los valores patriarcales, las creencias, los
estereotipos de género, son aún un muro
invisible, persistente en las instituciones, organizaciones, en las familias y
en la sociedad en general que
impide que las mujeres puedan desempeñarse en las mismas condiciones laborales
que los hombres.
4.
Bibliografía
- Dirección
de Planificación e Inversión. (2011). Herramienta
2: Análisis de Actores involucrados con enfoque de género. (p.11).
Guía metodológica para la transversalización de los enfoques de
interculturalidad y género en la formulación de los proyectos. Ministerio
del Ambiente: Ecuador.
- Kideitu.
(2007). El principio de igualdad de
mujeres y hombres en el empleo. (p.11). Guía para la incorporación del
enfoque de género en los proyectos de empleo y formación. Aprendiendo de
la experiencia EQUAL. Gobierno Vasco, España: Emakunde, Instituto Vasco de
la Mujer como entidad coordinadora de la Agrupación de Desarrollo “Red
Kideitu”.
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