domingo, 5 de julio de 2015

El Trabajo desde la perspectiva de Género

EL TRABAJO DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO

I.              Introducción

A lo largo de la historia, el trabajo de las mujeres ha estado vinculado siempre a formas de servidumbre, éste tipo de trabajo a pesar de su poco reconocimiento en la actualidad es un fenómeno mundial, Sin embargo en la actualidad hay un crecimiento de conciencia en los diferentes actores sociales  a nivel global sobre la necesidad de brindar una mayor protección a los derechos de las trabajadoras  domésticas. Por tanto el objetivo del presente documento es realizar un análisis del trabajo desde la perspectiva de género, en la sociedad boliviana.

II.            Desarrollo

El trabajo desde la perspectiva de género, establece que la determinación de las actividades laborales están ligadas a los roles de género que tienen que ver con la generación de ingresos y la reproducción de la familia. “Estas actividades desarrolladas en el ámbito de los hogares y de las comunidades que no generan ingresos económicos, son también importantes para la reproducción de las personas,  las familias y la sociedad en general”. (Wanderley, 2008, p.148).

Sin embargo esta situación no es reconocida, ni considerada por la mayoría de los hombres puesto que consideran que la mujer debe cumplir ese rol doméstico y reproductivo por naturaleza, por obligación, por norma, por costumbre por el hecho de ser “mujer”.

Por su parte las mujeres que trabajan en actividades remuneradas  deben recurrir  a servicios públicos (estatales y no estatales) y privados de atención de niños (guarderías) u a otras alternativas (Abuelos, tíos, amigos, vecinos entre otros) para el cuidado de sus hijos.

Las mujeres que se insertan en el trabajo doméstico remunerado, en el área urbana de Bolivia “son migrantes del campo y de ascendencia indígena. Estas mujeres trabajadoras no cuentan con beneficios sociales y reciben remuneraciones muy bajas” (Wanderley, 2008, p.158).

Por otro lado el trabajo doméstico conlleva múltiples problemas tales como la falta de delimitación en su horario de trabajo, ausencia de respeto a sus descansos, a su tiempo libre y a su privacidad entre otros. Estos problemas muestran condiciones extremas de inequidad y de abuso a los derechos humanos que son resultados de la desvalorización y discriminación del trabajo doméstico que se refuerza con la discriminación étnica.

Por su parte, las leyes laborales consignan para el sector menos derechos que el resto de los trabajadores asalariados

En la literatura feminista y en estudios de género realizados a los largo de este tiempo, establecen que “las condiciones de inserción ocupacional de las mujeres dependen, en gran medida, de la distribución de las responsabilidades del cuidado al interior de la familia” (Wanderley, 2008, ps. 145-148).

Por tanto el Estado, el mercado y la familia, han consolidado la demanda de inclusión de la “economía del cuidado” en la agenda pública como tema central para la promoción de la equidad de género en las relaciones laborales. Esa agenda de la economía del cuidado como bien público amplia e incorpora:
a)    La visualización y valoración de las actividades del cuidado al interior de los hogares;
b)    la promoción de la división de responsabilidades entre hombres y mujeres con responsabilidades familiares;
c)    la oferta de servicios públicos o subvencionados de guarderías y alternativas para el cuidado de los niños menores a seis años y adultos mayores para hombres y mujeres con responsabilidades familiares; y las
d)    políticas de recursos humanos en las empresas y en el sector público facilitadoras de la conciliación entre las responsabilidades familiares y laborales de los(as) trabajadores(as).

III.           Conclusión.

ü  Es ineludible reconocer el aporte del trabajo doméstico en el funcionamiento de la sociedades actuales; primero porque brindan en el hogar un trabajo desinteresado por la familia que no remunerado ni reconocido en la mayoría de los casos y segundo porque las mujeres que se insertan al trabajo doméstico posibilitan que las demás personas puedan integrarse a la vida social y económica sobre todo cuando tanto hombres como mujeres deben  trabajar para el sustento de sus hogares o cuando las madres solteras deben trabajar para la manutención de sus hijos.

ü  Este análisis del trabajo desde la perspectiva de género debe permitir reflexionar sobre los desafíos de la construcción de una nueva propuesta laboral que permita la distribución equitativa de oportunidades y respeto por el trabajo de las mujeres y la diversidad cultural.

IV.          Bibliografía

  1. Wanderley, F. (2008). Género y desafíos post-neoliberales. Género, etnicidad y trabajo en Bolivia. Insumos conceptuales para el diseño de políticas de promoción del empleo en el marco de la equidad. Revista Umbrales No. 18. La Paz, Bolivia: Plural editores CIDES – UMSA.
  2. www.gestuipolis.com/analisis del trabajo-doméstico y su realidad laboral en el mundo/


DESPATRIARCALIZACIÓN

LA DESPATRIARCALIZACIÓN EN BOLIVIA

I.              Introducción

En Bolivia con el actual gobierno de turno se han dado importantes transformaciones con el objetivo de reestructurar el Nuevo Estado Plurinacional, en ese proceso de transformación se incorporó la masiva participación de las mujeres en la agenda política del Estado, con el propósito de incorporar los principios de la igualdad y equidad de género, eliminando así las relaciones de dominación del patriarcado y fomentando la emancipación de las mujeres tomando en cuenta el nuevo horizonte de transformaciones.

II.            Desarrollo

Para hablar del término despatriarcalización en razón de Jenny Ybarnegaray primero debemos comprender el significado del patriarcado, en ese entendido se establece que el patriarcado es “un principio que sostiene que los varones, por condición “natural”, están dotados de lo que se requieren para asumir el mando de los demás” concepción que se mantiene vigente en la sociedad actual.

Asimismo, “el patriarcado impone a los hombres un sentido de masculinidad expresado en mandatos específicos. Un “verdadero Hombre” que tiene el “deber ser” del guerrero, del “sabio”, del proveedor, del protector”. (Ybarnegaray 2012, p. 145)

Estas características, que configuran la masculinidad dominante, son los que terminan enajenando al ser humano masculino para convertirlo en un patriarca que, aun cuando no alcance la gloria del poder en la sociedad, tendrá siempre en su propio hogar su espacio donde le estará permitido ejercer ese “don natural”. El “padre de familia” es por naturaleza el jefe de la familia, aquel por quien pasan, en última instancia, todas las decisiones, desde las más cotidianas y domésticas, hasta las más trascendentales. (Ibídem p. 146)

Si bien es cierto que el patriarcado es un fenómeno naturalizado casi en todas las sociedades; en Bolivia ese fenómeno va cambiando puesto que muchas mujeres en la actualidad asumen el rol de jefas de hogar constituyéndose en personas que tienen el deber ser de proveedoras y protectoras no solo de sus hijos sino también en algunos casos de su maridos. Por tanto habría que preguntarse ¿qué categoría podríamos utilizar para este fenómeno donde las mujeres se constituyen en personas savias, luchadoras, proveedoras y protectoras de sus hijos?

Por otro lado en este proceso de cambio del actual gobierno las mujeres se están constituyendo en actoras políticas en la perspectiva de una emancipación y la igualdad de género.

Por tanto el proceso de despatriarcalización debe realizarse primero con la aceptación y el reconociendo de la equidad de género. 

III.           Conclusiones

ü  La dominación patriarcal que genera la opresión de las mujeres se manifiesta a través de la discriminación y violencia hacia las mismas. Estas actitudes se encuentran aun en muchos hombres que se resisten a reconocer que las mujeres en la actualidad asumen nuevos roles dentro del marco de la equidad de género, por tanto deben ser reconocidas y aceptadas en las políticas de gobierno como lo plantea el actual gobierno de Bolivia.

IV.          Bibliografía


  1. Ibernagaray, J. (2012). Entre el discurso y la práctica: Dilemas de despatriarcalización en el proceso de cambio. (p. 143) Mujeres en diálogo: Avanzando hacia la despatriarcalización en Bolivia. Carmen Sanchez comp. La Paz, Bolivia: Coordinadora de la Mujer. Editorial Presencia.

Aplicación del Análisis de Género al Diseño de Proyectos y Programas

APLICACIÓN DEL ANÁLISIS DE GÉNERO
AL DISEÑO DE PROGRAMAS Y PROYECTOS

I.              Introducción

El tema de la aplicación del análisis de género al diseño de proyectos y programas, es sumamente importante porque posibilita la incorporación de las mujeres como protagonistas activas en el proceso de transformación y resolución sus problemas y necesidades haciendo que las mismas se sientan parte de esos procesos de desarrollo. Por tanto en el presente documento se abordara esa temática.

II.            Desarrollo

El principio de igualdad o incorporación del enfoque de género en el ciclo de los programas y proyectos es un aspecto muy importante a tratar. Actualmente Bolivia atraviesa por un momento político, económico y social ideal para la incorporación de estos aspectos que permitan la igualdad de oportunidades para las mujeres, debido básicamente a la presencia de mujeres en el ámbito laboral.

Este tratamiento de igualdad de oportunidades en el mercado laboral de las mujeres, debe pasar primero por una etapa en que los hombres y las mismas mujeres aprendan nuevas formas de pensar con una óptica de género diferente a la visión histórica dada a la largo de los tiempos.

Por tanto incorporar la perspectiva de género en el ciclo de un proyecto no solo pasa por tener un nuevo pensamiento al respecto, sino que pasa también por realizar un plan estratégico que incorpore políticas de igualdad y género y que tenga disponibilidad operativa para el cambio. También pasa por un flujo de información continua para facilitar constantes ajustes y mejoras en el proyecto.

Para realizar los proyectos, uno de los elementos imprevisibles es realizar un análisis o diagnóstico situacional de la realidad donde se intervendrá. En el caso del mercado laboral de las mujeres debe ser importante visualizar aspectos de género tales como estadísticas laborales desagregadas por sexo, niveles educativos, ocupacionales por sectores y ramas de actividad, tipo de ocupación, situación profesional, jornadas y contratos, redistribución salarial, entre otros.

El resultado de este análisis situacional desde el punto de vista de la igualdad, posibilitará la identificación de las principales situaciones de discriminación que sufren la mayoría de las mujeres en sus fuentes laborales, así como las causas que las producen.

En la segunda fase de los proyectos que consiste en el diseño y planificación del mismo, se perfilan los alcances y objetivos del proyecto así como los mecanismos de su implantación, asignación de recursos humanos, materiales y económicos entre otros. En esta fase se tiene un proceso técnico y político en el que se requiere una negociación de intereses que posibiliten procesos de transformación y resistencias por la propuesta desarrollada.

Por tanto para que la igualdad de este proceso de diseño se quede garantizada se debe contemplar: la igualdad como prioridad, la determinación de recursos, la existencia de personas expertas como asesores externos especializados en igualdad y género, la presencia equilibrada de hombres y mujeres y la concertación y cooperación de entidades, organismos y asociaciones entre otras que representen los intereses de las mujeres.

En la fase de ejecución, se hace necesario vigilar y asegurar que la gestión del proyecto vele por la igualdad y tome en cuenta las diferencias de género en toda su extensión y profundidad de ejecución del proyecto. Asimismo se debe considerar la existencia de un equipo especializado en igualdad que preste asesoramiento continuo en el desarrollo del proyecto, y que el equipo sea sensible a las diferencias de género, utilizando un lenguaje inclusivo y no sexista favoreciendo la identificación de las mujeres con el proyecto y con las acciones previstas.

Se debe también “usar los canales de difusión masiva con mayor cobertura, mas escuchados, leídos o vistos por el público objetivo. Realizar acciones de sensibilización previas y preparatorias del lanzamiento del proyecto a través de entrevistas en la radio, televisión, prensa escrita, entre otros” ((Kideico 2007, 32).

Como se reconoció en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) “el acceso a la información y el conocimiento es un potente catalizador para ofrecer a las mujeres y niñas…Igualdad de oportunidades, de crecimiento personal y prosperidad en los ámbitos social, político, económico y cultura” (UNESCO, 20013, p.46)

Estos programas mediante las TICs posibilitan forjar alianzas para promover la igualdad de género en los proyectos. Por otro lado el aspecto de sensibilización y comunicación del proyecto es sumamente clave para lograr cambios de actitudes que permitan la participación social y laboral de las mujeres en las entidades donde se ejecutan los proyectos

En el fase evaluativa del proyecto que es la parte culminante se debe descubrir los beneficios y dificultades del proyecto ejecutado o en ejecución en base a los indicadores considerados en la fase inicial, establecer las bases para la realización de orientaciones y ajuste del plan inicial, conocer y mejorar la eficiencia y eficacia del trabajo realizado e identificar las buenas prácticas y las lecciones aprendidas, hacer visible también la experiencia desarrollada.

III.           Conclusiones

ü  En la actual coyuntura en la que vive nuestro país, se advierte que el tema de la igualdad de oportunidades en los espacios laborales de las mujeres sobre todo, es relativamente aceptada aunque con algunas restricciones por el carácter naturalizado del machismo, sin embargo en los actuales proyectos a diseñarse y ejecutarse se consideran aspectos de equidad de género puesto que son requisitos imprescindibles en la mayoría de las convocatorias.

IV.          Bibliografía

1.     Kideitu. (2007). Pautas y pistas para la incorporación del enfoque de género en cada fase del ciclo de proyecto. (p. 27). Guía para la incorporación del enfoque de género en los proyectos de empleo y formación. Aprendiendo de la experiencia EQUAL. Gobierno Vasco, España: Emakunde, Instituto Vasco de la Mujer como entidad coordinadora de la Agrupación de Desarrollo “Red Kideitu”.


2.    UNESCO. (2013). Gran Programa V: Comunicación e Información. (p. 48). Plan de acción de la UNESCO para la prioridad “igualdad de género” – 2014–2021. Paris, Francia: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
BRECHAS DE GÉNERO EN EL EMPLEO

1.            Introducción


En la mayoría de las sociedades, las mujeres sufren desventajas sociales y económicas debido a las diferencias en la valoración de lo que supone lo “masculino” y “femenino”, esas diferencias en el acceso, participación, y control de hombres y mujeres sobre los recursos, los servicios, las oportunidades y los beneficios del desarrollo se conocen como brechas de género. Por tanto el análisis de las brechas de género permite ver el alcance de las desigualdades en todos los ámbitos especialmente en la incorporación de las mujeres en el mercado laboral. En ese entendido se realiza a continuación un análisis de las brechas de género en el empleo de hombres y mujeres en nuestro país.

2.            Desarrollo

La progresiva presencia de las mujeres en las actividades laborales en las últimas décadas, muestra un cambio trascendental de múltiples dimensiones para el equilibrio de las sociedades contemporáneas.

“La tasa de actividad de las mujeres en Euskadi por ejemplo ha pasado de un 41,2 por ciento en 1996 a un 45 por ciento en el tercer trimestre de 2006. Pero el comportamiento de la tasa de ocupación en este análisis se revela más ilustrativo: ha pasado en el mismo periodo de un 28,2 por ciento a un 56,9%4”. (Kideitu, 2007, p.15). Por tanto las mejoras en la ocupación que se han registrado afectan exclusivamente a las mujeres.

En Bolivia en los últimos once años, la participación de las mujeres en el mercado laboral aumentó de sobre manera, registrándose un incrementó de 1.9 puntos porcentuales, es decir de 39.9 % en 2011 se incrementó a 41.8%  en 2012, según los últimos datos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2012 (INE). La brecha en la tasa de participación laboral entre hombres y mujeres disminuyo a medida que aumentaba el nivel educativo, esto se registra sobre todo en el nivel  de educación superior que refleja una brecha menor de 13.9 puntos. Es decir, una tasa de 79% en hombres en relación a 65.1% en mujeres (Nota de Empresa, INE 30 de abril de 2014, p. 1). Por tanto la evolución ha sido favorable desde el punto de vista de las mujeres.

Por su parte Olga Salido Cortés, “sostiene que las mujeres se incorporan en la actividad laboral más tarde y se retiran después, incrementando no sólo la intensidad de su participación en la actividad, sino su compromiso y dedicación a lo largo del tiempo. Esta situación ha dado lugar a una reorganización del perfil de edad de actividad de las mujeres que, ligada al incremento de su nivel formativo, deviene en una transformación completa de sus biografías laborales”. Esta reorganización ha afectado también de manera dramática al otro tipo de actividades hasta ahora exclusiva de mujeres que consisten en la crianza de los hijos e hijas, por lo que las mujeres deben recurrir a otras personas o servicios públicos o privados (guarderías) para el cuidado de sus hijos /hijas a fin de realizar sus actividades laborales sin mucho problema.

Por su parte la activista por los derechos de las mujeres, Patricia Brañez considera que “la brecha de desempleo entre hombres y mujeres refleja aun una parte de la discriminación ya que las empresas prefieren contratar a un hombre antes que a una mujer para que no tenga que invertir en seguridad social como: los tres meses de baja médica por maternidad, el horario de lactancia y otros”. (La Razón Aleja Cuevas, 2015, p.1).

Otro de los factores que tal vez para muchos resulta negativo de la inserción laboral de las mujeres tiene que ver con los aspectos demográficos. Las mujeres que trabajan no solamente tienen menos hijos e hijas, sino que también el primer alumbramiento se produce cada vez más tarde. En el caso específico de Euskadi la edad media es de 32,27 años, concentrándose el periodo reproductivo en un corto periodo de tiempo. Por tanto el retraso en el calendario de la maternidad amenaza cada vez más con convertirse en algo irrecuperable por lo que muchas mujeres se ven en la necesidad de recurrir a tratamiento médicos para lograr embarazarse.

En ese sentido, la incorporación de las mujeres al empleo supone una presión adicional sobre los sistemas de protección social. Muchos refieren que la salida de las mujeres de sus hogares familiares dispone la entrada de los hombres en el mundo de los cuidados y del mantenimiento del hogar, “fenómeno que algunos y algunas han denominado “puerta giratoria” o el “principio de Arquímedes” (sale una y entra otro para mantener el mismo nivel de atención).

Finalmente cuando alguno de los servicios, flexibilidad horaria para hombres y mujeres, movilidad, corresponsabilidad de los hombres en las tareas domésticas y de cuidado falla, el “ajuste” entre las dos responsabilidades recae principalmente sobre las mujeres, provocando que las mismas hagan malabares descuidando su salud a cambio del bienestar de otras personas.

3.            Conclusiones

ü  En los últimos años, las mujeres se han convertido en protagonistas centrales de las políticas públicas, debido a su formación profesional e inserción laboral, por lo que los hombres deben ser corresponsables y participes en sus futuras conquistas.

ü  Las mujeres tienen un nuevo protagonismo social y, acorde con él, demandan iguales condiciones salariales que los hombres, así como posiciones de liderazgo y autoridad dentro del mercado de trabajo que permitan contribuir a cerrar el círculo del deseado cambio social.

ü  Los valores patriarcales, las creencias, los estereotipos de género, son aún un muro invisible, persistente en las instituciones, organizaciones, en las familias y en la sociedad en general que impide que las mujeres puedan desempeñarse en las mismas condiciones laborales que los hombres.


4.            Bibliografía

  1. Dirección de Planificación e Inversión. (2011). Herramienta 2: Análisis de Actores involucrados con enfoque de género. (p.11). Guía metodológica para la transversalización de los enfoques de interculturalidad y género en la formulación de los proyectos. Ministerio del Ambiente: Ecuador.

  1. Kideitu. (2007). El principio de igualdad de mujeres y hombres en el empleo. (p.11). Guía para la incorporación del enfoque de género en los proyectos de empleo y formación. Aprendiendo de la experiencia EQUAL. Gobierno Vasco, España: Emakunde, Instituto Vasco de la Mujer como entidad coordinadora de la Agrupación de Desarrollo “Red Kideitu”.


CHACHA - WARMI
Retos de una nueva agenda de género

I.              Introducción.

El presente análisis hace referencia a la noción del termino indígena “Chacha-Warmi”, noción que sustenta la complementariedad del hombre con la mujer en el mundo andino, término que es utilizado también para tratar la
inequidad de género.

II.            Desarrollo.

En el actual Estado Plurinacional de Bolivia, se intenta recuperar desde hace algún tiempo atrás ciertas nociones comunitarias y trans-individuales que históricamente han generado la reproducción de la sociedad boliviana. Una de esas nociones es la del Chacha-Warmi. Noción “sustenta la complementariedad del hombre/mujer en el mundo andino” (Farah y Sanchez, 2008,  p. 89).

Las mujeres y hombres de esta zona andina lo toman como un modelo para tratar la inequidad de género que existe básicamente al interior de esas comunidades.
Para otros autores Chacha-Warmi, es la “expresión de vivencia entre partes iguales o diferentes que tengan un propósito común” (Ibídem). Por tanto la expresión Chacha-Warmi trasciende la relación hombre/mujer para situarse cono “relación de complementariedad sin asimetrías” con el propósito de coincidir y buscar juntos (hombres y mujeres) la perfección.

Chacha-Warmi podría ser un símbolo de armonía y equilibrio entre hombres y mujeres (Op.Cit. en Farah y Sanchez, 2008, p.89).

Sin embargo en Bolivia la reorganización del mundo familiar ha cambiado; las estructuras de los roles de hombres y mujeres se han modificado debido básicamente a la inserción laboral de las mujeres, situándolas a éstas como proveedoras de recursos, y por otro lado de des-socialización emergentes. (Ibid, p. 90).

En el ámbito rural este proceso señala la continuidad de un sistema de reglas de vida que se ampara en la indefinición de las fronteras publico/privado por lo que los roles productivos y reproductivos son indistintamente asumidas por hombres y mujeres aunque de por medio este presente una jerarquización naturalizada del dominio de los hombres en actividades prestigiosas como el caso de los sistemas de representación que son masculinizados.

Chacha-Warmi, desde la perspectiva biológicas significa: Chacha=hombre; warmi=mujer. Desde una perspectiva cultural significa matrimonio: Unión de dos seres humanos opuestos, que rigen el modelo aimara como esposa y esposo (Gavilán, 1066, p.64).

Otros autores definen el Chacha-Warmi como la complementariedad dual, en donde todo es femenino y masculino. Esta dualidad es imprescindible en el mundo andino, es la fuerza que guía el Suma Thakhi que significa el buen camino. En esta lógica los aymaras conciben a la pareja en matrimonio no para reproducirse sino para complementarse y formar un todo.

En los hechos este término es muy cuestionado porque refieren que las mujeres solo son usadas como trofeos que manejan los hombres que son autoridades originarias. Las mujeres se quejan de que los hombres no aceptan sus pensamientos y dicen que si el Chacha-Warmi fuera la complementariedad, el Suma Thakhi en la familia, “no existiría la separación, ni las organizaciones sindicales como por ejemplo las Bartolinas Sisa o la CSUTCB, en las Direcciones tendría que haber una dualidad en estas organizaciones”. Por tanto las mujeres reclaman respeto a sus pensamientos y esperan que sus ideas sean aceptadas, no quieren ser sólo figuras en actos públicos.
Finalmente, las mujeres andinas reconocen que en el Estado moderno, colonial y neoliberal de Bolivia en los últimos 20 años se han desestructurado los principios del Chacha-Warmi, los valores de la comunidad indígena y su cosmovisión cosmocéntrica.  Situación dada por la patriarcalización en las relaciones entre hombres y mujeres. Por lo que las mujeres de hoy plantean la necesidad de recuperar el significado del Chacha-Warmi para reconstruir la forma de mirar el género y proponer acciones que pongan limite a la discriminación.

III. Conclusiones

ü  Si bien es cierto que el actual gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia tiene como propósitos recuperar los principios ancestrales de nuestros antepasados para tomarlas como principios rectores de nuestra Constitución Política del Estado para el vivir bien. La noción del Chacha-Warmi como una categoría de complementariedad del mundo andino tiene muchas interpelaciones en la actualidad ya que el escenario actual en el que vivimos es muy compleja especialmente con la inserción laboral de las mujeres.

IV.           Bibliografía

1.    Farah, I. y Sanchez, C. (2008). Desafíos de una nueva agenda de género. (p. 89). Perfil de género Bolivia. La Paz, Bolivia: CIDES-UMSA

2.  Novillo, M. (2011). Paso a paso. Así lo hicimos. Avances y desafíos en la participación política de las mujeres. La Paz, Bolivia: Coordinadora de la Mujer – IDEA Institute for Democracy and Electoral Assistance.